La fascinación de la literatura por la farmacia y viceversa han dado piezas de singular belleza en los dos sentidos de la marcha. Personajes de ficción o reales, medicamentos rodeados de magia y embrujo o misterios recónditos guardados entre anaqueles o albarelos que, por otra parte, constituyen verdaderas reliquias de carácter laico, han conformado una mezcla llamativa que merece la atención de quienes saben gozar con el arte. Por eso, nació Pharma-ki, con voluntad de recopilación para la difusión de nuestras mejores plumas.

El carácter de Mariano Turiel de Castro es bien conocido. Se le puede definir como un investigador recalcitrante, buscador de esas pequeñas historias personales que centran y deciden parte de la gran Historia, apasionado de su tierra galaica y esforzado doctor de abigarrado currículum, que se deja la piel en todas las facetas en las que pone su empeño. Turiel es un verdadero artista en el gran teatro del mundo, un periodista vocacional y hombre de radio, con una excelente manera de decir las cosas, que redacta aquí una selección de sus mejores trabajos, con amenidad y rigor, tal y como él sabe hacer las cosas.

En estos diez ensayos y el colofón del cuento, el lector va a encontrar ternura, también morriña por la cercana lejanía del noroeste peninsular y los viejos tiempos estudiantiles, una fuerte dosis de admiración por personajes relevantes que simbolizan distintas formas de ejercer la libertad o las mas altas responsabilidades ciudadanas y, por encima de todo, la pulcritud de un autor apasionado por el estudio, que encuentra en la originalidad de las fuentes consultadas uno de sus mayores aciertos. En este libro hay de todo, como en botica. Así lo dejó escrito el genial Quevedo y así lo reivindica Turiel con estas páginas.

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